El Club de Autos a Escala del Perú celebra su XV Aniversario

La más antigüa asociación de coleccionistas y modelistas de autos a escala del país, eligió la sala Augusto B. Leguía del Parque de la Amistad para celebrar, justamente, la amistad que desde hace quince años los une en torno a una misma pasión 

Quince años han transcurrido desde que un grupo de amigos, apasionados de los autos a escala, se decidiera a dar un paso más allá de las simples reuniones privadas y formaran la primera asociación seria de coleccionistas y modelistas del Perú. La llamaron CAEP (Club de Autos a Escala del Perú), y entre una de las principales acciones que emprendió, estuvo la programación de exposiciones públicas que ayudaran a difundir el hobby.  Así nacieron las primeras muestras, doce hasta la fecha, donde cada año niños y adultos, que vienen desde todos los puntos de la ciudad, descubren con verdadera fascinación que, para divertirse con los carritos, simplemente no existe edad.

Las exposiciones se realizan una vez por año, y representan, con toda probabilidad, el evento público más importante en el Perú en cuanto a autos a escala se refiere. La variedad de piezas es impresionante,  y se pueden encontrar piezas de casi todas las escalas y épocas del die-cast.

Desde hace algunas ediciones existe también un pequeño espacio dedicado a la venta de miniaturas, que, sin embargo, no cuenta con gran variedad de piezas, dejando en claro que el evento es una muestra y no una bolsa de venta-intercambio, como las que existen en otras latitudes.

Una de las primeras piezas que llamó nuestra atención, fue un VolksWagen Beetle escala 1/45 de la colección de Miguel Montiel.

Se trata nada más y nada menos que de una pieza de la serie ‘Micro Racer’, fabricada por Schuco, cuando la firma alemana ya había sido comprada por su eterna rival, GAMA, en 1980.

Gama reeditó en esa época muchos de los moldes antigüos de Schuco, comercializándolos hasta bien entrados los ochenta en cajas que a veces no mostraban el nombre del fabricante. De este grupo de miniaturas, un gran lote fue despachado hacia los Estados Unidos, donde fueron comercializados por la Lilliput Motor Company, que los bautizó con en su honor.

Probablemente, la marca mejor representada en la exposición fue VolksWagen, pues además de contar con varías mesas dedicadas exclusivamente a los modelos de la casa teutona, no había colección que no contara con al menos una miniatura de la marca.

Sin embargo, de entre todas la réplicas de VW, destacaba un rarísimo y prominente 1600 fabricado en Colombia.

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Mercedes-Benz W196, CMC, 1/18

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En la muestra no podían faltar, por supuesto, algunas miniaturas de factura hi-end. Entre ellas destacamos dos clásicos de CMC en 1/18: Mercedes-Benz W196 y Maserati 250 F1.

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Maserati 250 F1, CMC, 1/18 #maserati #fangio #autosaescala

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También rondaban algunos modelos de Exoto, como esta linda reproducción del Lotus Type 49 en 1/18:

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Lotus Type 49, Exoto, 1/18

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O esta Ferrari 500 F2, acompañada por un tranquilo Ascari, también a escala:

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Ferrari 500 F2, Exoto, 1/18 #ferrari #ascari #exoto

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Para continuar en el ámbito competitivo, pero ya no en el hi-end, volteamos la mirada hacia un simpático set 1/87 fabricado por Schuco, que decidió reeditar algunos de sus clásicos modelos de la serie Piccolo.

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Ferrari 250 LM, Schuco, escala 1/87 #schuco #ferrari

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Ferrari 250 GTO, Schuco, escala 1/87 #Schuco #ferrari

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Pero como no todo en la vida es velocidad y deportivos de ensueño, junto a las aerodinámicas formas, estaban también las líneas cuadradas y sobrias, muy propias de los vehículos americanos y asiáticos desde fines de los 60, hasta bien entrados los 80. Como buen ejemplo, este Toyota Crown:

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/65

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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O esta pick up, Ford Kennel Club de Lesney, que inexplicablemente mantiene a sus cuatro cachorros Dóberman en excelente forma desde hace casi cuarenta años:

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Ford Pick Up 'Kennel Truck', Lesney 'Matchbox', escala 1/64 aprox

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Volviendo a Tomica, se presentó ante nuestro lente una pieza que, aunque no haya sido fabricada en Japón, realmente exuda niponidad por cada uno de sus lados:

Se trata del Mazda Cosmo 110 Sport, conducido por Misato Katsuragi, funcionaria de NERV, organización dependiente de la ONU, encargada nada más y nada menos que de salvar a la tierra del ataque los ángeles. Todo esto en el conocido ánime Neon Génesis Evangelion.

Entre las miniaturas recientes, llamó nuestra atención un SUV, de fabricante hasta ahora ignoto, promocional de la BX7 de Borgward, en escala 1/18, de bastante buena factura.

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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También algunos 1/43, como el Mitsubishi Lancer Evolution X piloteado por Nicolás Fuchs en el Rally de Cerdeña, y un simpático Citroën DS3.

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Citroën DS3, Norev, escala 1/43 #citroën #citroends3 #norev

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Y algunos vehículos invitados, bastante llamativos.

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Transporte Acorazado Todo Terreno (AT-AT), Bandai, escala 1/144

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Las miniaturas de factura antigua tuvieron cabida de manera algo dispersa. Aún así, logramos disfrutar de excelentes piezas, especialmente gracias a un nutrido grupo de Lesney y Corgi Toys.

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Colección Sergio Manzor, Exposición CAEP 2017, 15 aniversario

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Jaguar D Type, Lesney 'Matchbox Series', escala 1/75 aprox

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Antes de finalizar la exhibición, los miembros del club, en presencia de algunos familiares, rindieron homenaje a Manuel Núñez Melgar, histórico miembro del CAEP que hoy no se encuentra más en vida.

Como todos los años, la muestra se cerró en medio de una gran concurrencia, la integración de muchos nuevos apasionados de autos a escala, y la promesa de volver, cada año con la misión de ir consolidando la afición en el Perú.

!Felicidades, CAEP!

 

Cuando las miniaturas de Citroën, las hacía Citroën

André Citroën, el magnate innovador de la industria automotriz francesa, fabricó dos tipos de vehículos: los que usaban combustible y los que se movían gracias a las ganas de jugar

Citroën Torpedo B2 10 HP, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen: jouetsdupasse.net

Entrar a un concesionario Citroën, en cualquier parte del mundo, es encontrarse también con las versiones a escala de los vehículos reales. Desde hace varios años, las réplicas en miniatura, las oficiales, son fabricadas por NOREV, la marca fundada en 1945 por Joseph Veron.

Citroën C4 Picasso, Norev, escala 1/43

Sin embargo, no siempre fue así. En los años veinte del homónimo siglo, los modelos a escala que se exhibían en los concesionarios, podría decirse que eran productos de la casa. André Citroën, hombre de espíritu innovador y con gran olfato para el marketing, vio en las réplicas en miniatura la oportunidad perfecta para ir creando algunos potenciales clientes en la siguiente generación.

Image du Blog jouetsdupasse.centerblog.net

Citroën Grand Coupé B14, Jouets André Citroën, escala 1/10 imagen: jouetsdupasse.net

 

Citroën C6, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen; Midi Libre

Y para asegurarse de que tuvieran en el efecto deseado, decidió fabricarlas él mismo. Creó la división juguetera de la empresa y la bautizó con su propio nombre: Jouets (juguetes) André Citroën. Así, cuando alguien adquiría un automóvil Citroën, podía llevarse dos. Uno para toda la familia, y otro exclusivamente para los pequeños de la casa. Ambos genuinos, fabricados por la misma empresa, con la misma calidad, sin intermediarios.

Camioneta Citroën B2 ‘Service de Livraison’, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen: blog des jouets Citroën

Las réplicas eran de muy buena facrura y tuvieron mucho éxito; tanto, que a los pocos años, a pedido del público y de los comerciantes mismos, los juguetes de André Citroën dejaron de ser artículos exclusivos de los concesionarios, y pasaron a ofrecerse también en las jugueterías.

Largada de ‘Citronetas’ André Citroën.  Imagen: Club Citroën France

Para 1929, llegó a todos los concesionarios Citroën una circular bastante peculiar. Se informaba al personal sobre el próximo arribo de un nuevo modelo, un revolucionario auto eléctrico, monoplaza y deportivo.

¿Nombre del vehículo?

C4 Citroënnette.

¿Velocidad?

10kmph.

¿Público objetivo?

Los niños.

Una Citroneta C4 expuesta en el Conservatorio Citroën (Francia)

La ‘pequeña’ Citroënette C4, cuidada hasta en los más mínimos detalles, fue todo un hito en la historia de las miniaturas francesas, y, de hecho, desde el momento de su aparición, se convirtió en el sueño de muchos niños. Por aquellos años, se organizaron con ellas todo tipo de competencias, oficiales y extraoficiales, y el ganador indiscutible de todas fue siempre André Citroën, que gracias a estos ingeniosos productos, había logrado posicionarse como ningún otro empresario hasta entonces en el imaginario de los franceses. Grandes y chicos.

Citroënette HP5 a pedales, producida en 1925 por el artesano Paulin Ratier para André Citroën. Imagen: Club Citroën France

Reviews#3: Peugeot 203 1948 – Ixo Altaya 1/43

Gracias al creciente interés de la importadora Riguse, algunos coleccionistas peruanos hemos podido conseguir, sin necesidad de recurrir a Ebay o Mercado Libre, algunos modelos pertenecientes a la afortunada colección de Altaya Francia: «La Route Bleue» (2008). Pasado ya buen tiempo desde que la colección, que inicialmente contaba con 60 entregas, saliera al mercado, han llegado al Perú, como un mensaje en la botella, o como los restos de un naufragio, sólamente 10 piezas:

De las 10 miniaturas, una resalta por ser especialmente difícil de encontrar en versión civil, con un color realístico, un buen nivel de detalles y hecha por un fabricante que no sea costoso:

Peugeot 203 – Altaya, 1/43. «Route Bleue» #3
La historia del Peugeot 203 se remonta al 1941, cuando, en pleno segundo conflicto mundial, se comenzó a pensar en un sucesor para el bello Peugeot 202.
Siete años más tarde, en el Salón del automóvil de París, Peugeot presentó el 203. Mucho más discreto que el 202, con un diseño moderno y notoriamente influenciado por las tendencias estilísticas americanas, sin llegar a ser obsesivamente aerodinámico.
Fue pensado como un vehículo de traget medio-bajo, algo que ayudó de manera notable a su éxito en el mercado, pues en una época en que Europa comenzaba a sacudirse de las devastaciones causadas por la segunda guerra mundial, casi no existía competencia en el sector intermedio. El 203 sólo competía contra el Simca 8 y el Volkswagen Beetle; Renault y Citroën contaban sólamente con modelos de gama alta o baja.
Regresando a la minitura, podemos apreciar que la curvilinea carrocería ha sido capturada bastante fielmente. Las lineas tampografiadas, en cambio, aparecen muy gruesas, quitándole algo de realismo al conjunto.
El 203 es una pieza importante dentro de la historia de Peugeot, pues fue el primer auto en montar una estructura monocasco; osea, chasis y carrocería en una sola pieza.
En la parte frontal, las tomas de aire, a pesar de estar muy bien reproducidas en el molde, no se encuentran cromadas, haciendo prácticamente imperceptible el detalle. El logo Peugeot y la apenas insinuada cabeza de león en relieve son gratos detalles que Altaya nos regala dentro de lo posible para la escala y el contenido precio de la minitura.
Los faros en plástico amarillo son válidos pues se ajustan a los que usaron muchos de los vehículos reales en esa época. Los parabrisas cromados, aunque algo gruesos, están correctamente aplicados.
Un detalle que puede resultar curioso, molesto o genial, a según del carácter que tenga el coleccionista, es el pneumático posterior desinflado. Altaya, queriendo hacer lo más relísticamente  posible la escena representada en el diorama, en vez de modificar la superficie del diorama, modificó la miniatura colocándole un pneumático plástico con una parte plana.
La modificación cumple impecablemente con su cometido estético, pero resulta algo incomoda si uno desea hacer rodar la miniatura sobre el escritorio.
El interior de la miniatura ha sido inteligentemete aprovechado por Altaya, que ha sabido combinar los detalles justos en el tablero con un suave color crema para los asientos.
En la parte posterior notamos un suficientemente definido logo de Peugeot tampografeado, la manija del maletero y una placa que respeta el aspecto de las que circulaban en francia allá por los años 40.
El chasis es bastante genérico, pero presenta, además de los odiados tornillos a triángulo, relieves con algunos de los detalles más sobresalientes del primer monocasco de la histórica casa francesa.
En conclusión, el Peugot 203 de Ixo – Altaya es como una montaña rusa con más puntas altas que bajas. El modelo colma estéticamente la vista con muchos puntos sobresalientes y detalles inesperados, pero deja en el olvido un detalle tan elemental como el cromado de las tomas de aire frontales.
En la categoría de modelos de kiosco, le ponemos un puntaje de 8 sobre 10.
Diorama.
Esta review fue publicada originalmente el 02 de marzo del 2012 en la antigua versión de Diorama

El compromiso con las miniaturas.

Subirse al mundo de las réplicas a escala es iniciar un viaje que lleva más allá de lo que podría sospecharse…

Una vez iniciada la marcha, por el camino encontramos que estas miniaturas son cápsulas cargadas de historia. Así, de pronto, un autito se convierte en la excusa para contar la vida de un coleccionista, para analizar cómo cambiaron los gustos y costumbres de nuestra sociedad, o para constatar cómo ha evolucionado la ciencia, la técnica, la tecnología o la economía.

Pocos lo dirían, pero una miniatura de los años cuarenta puede sumergirnos, si seguimos el rastro de sus inocentes neumáticos, al drama de la explotación cauchera de la selva sudamericana; de igual manera, una extraña decoración, el uso de colores fuertes o un cambio mínimo en el diseño de un carrito, puede revelarnos los aprietos económicos en que se encuentra una gigantesca industria multinacional.

Serán pequeñas, pero las miniaturas son mucho más que un juego de niños. Y nuestro compromiso es demostrarlo.

 

José Luis Ramos

Fundador de Diorama

 

Un deportivo de lujo hecho en el Rímac, la primera pista del die-cast en Sudamérica

En medio de las tribulaciones politico-económicas de los años treinta, una industria peruana se convertiría en pionera del modelismo a escala a nivel latinoamericano

A la izquierda, cruzando el viejo puente de piedra, el distrito de El Rímac, antiguo polo industrial de la capital peruana.

Un, dos, tres; un, dos, tres; un, dos, tres… giraban y reían las parejas al compás de las guitarras, cajones, castañuelas y bandoneones; giraban y reían, parejas de obreros y obreras, de bohemios y cortesanas, giraban como los engranajes de las gigantescas máquinas que operaban durante el día en las fábricas de ese antiguo barrio de Lima, el barrio de abajo del puente; del viejo puente, del río y la alameda, como lo inmortalizaría Chabuca Granda en su composición más célebre.

Un «Sports Tourer» fabricado por Meccano (Inglaterra) entre 1934 y 1941. Escala 1/43 aprox.

En la década de los treinta el Perú atravesaba una de sus épocas más delicadas: la Gran Depresión estadounidense del 29, que puso de rodillas al mundo, dejó moribunda la economía nacional. Como consecuencia, el país vivió una de sus crisis políticas más violentas, que culminó con el asesinato del presidente Sánchez Cerro en el 33.

La depresión ocasionó que el país, cuya principal actividad desde la época virreinal era la exportación de materias primas, no tuviese a quién venderle, pues sus clientes quedaron tan o más pobres que él. Tampoco había de dónde importar,  ya que las entonces potencias, golpeadas por la crisis, habían reducido su capacidad productiva. La situación, dramática en todos los frentes, obligó al Estado a impulsar una maniobra hasta entonces inédita para autofinanciar su recuperación: producir en el país aquellos bienes de consumo que hasta entonces se importaban.

En pocas palabras, apostar por la industrialización del país.

Auburn Speedster de Tootsie Toys (U.S.A.), serie ‘Jumbo’, producido desde 1936.  Escala 1/43 aprox.

Entre los miles de bienes que el país importaba, estaban, por supuesto, los juguetes, y dentro de esa categoría, nuestros inocentes autitos, que en aquella época venían principalmente desde Estados Unidos, Europa y Asia. Llegaban en barco hasta el Callao para distribuirse especialmente en Lima, a través de los grandes almacenes como la famosa Casa Oechsle, que llegó a tener la juguetería más importante de la capital, con un local exclusivo ubicado en el Jirón Carabaya.

En cuanto a fabricantes, se posaron sobre los anaqueles peruanos marcas como Tootsie Toys, Meccano, Märklin y Schuco (hasta que la Segunda Guerra Mundial interrumpió su producción); también, en menor medida, algunos GAMA, Payá y varios penny-toys japoneses e ingleses, de acabados bastante rudimentarios, que eran vendidos en bazares y pequeños negocios.

Miniatura japonesa de los años 30, fabricante desconocido, escala 1/45 aprox

Mario Cánepa & Cía.

Entre las miniaturas que mejor aceptación tuvieron por parte del consumidor peruano durante la primera mitad del siglo XX, estuvieron los Toosie Toys. Por ello, no es casualidad que fuera un Auburn Speedster de Tootsie el escogido por los dirigentes de la entonces joven Sociedad Industrial de Artículos de Metal (S.I.A.M.) – empresa rimense fundada en 1928 con el nombre de Mario Cánepa & Cía. – como modelo para incursionar en el mundo de los autitos de juguete, en medio de la aventura de diversificación industrial.

Auburn Speedster fabricado por S.I.A.M. entre las décadas de los 30 y 40, 1/43 aprox.

El Speedster, específicamente de la serie ‘Jumbo’ de Tootsie Toys, sirvió como matriz para que la casa rimense elaborara un molde al que luego aplicó algunas modificaciones, como el limado de los faros traseros.

La miniatura peruana mide 15 centímetros, y está hecha completamente de fierro fundido. Presenta además aros de plástico, neumáticos de caucho, muy gruesos, y en el chasis, hueco, el logo y nombre del fabricante, acompañado de la especificación: Industria Peruana.

Hasta el día de hoy sólo se conoce la existencia de 2 piezas, ambas en colecciones peruanas, de las cuales la fotografiada es la mejor conservada y lleva además el color que identifica al equipo de fútbol del Rímac.

¿Qué éxito tuvieron en el mercado estas miniaturas? ¿Se produjeron más modelos además del Auburn?

Lamentablemente esas son preguntas que no podemos resolver con exactitud, ya que, pasados casi 80 años desde esta simpática aventura industrial, con tantos cambios de gestión en la empresa, con la lamentable pérdida de documentación y el actual desinterés de la marca por investigar este pedacito de su historia, la tarea se antoja bastante complicada.

Nos queda imaginar que estas piezas pueden deber su origen a dos motivos: un intento de la empresa por diversificarse entrando al mercado de los juguetes, proponiendo miniaturas básicamente de la misma calidad que las importadas por un menor precio, o que nacieron como regalos promocionales de la empresa para sus clientes. Si la primera hipótesis es correcta, parece que el mercado no les favoreció, ya que la producción fue bastante limitada y por ello sólo fabricaron el Auburn.

De cualquier modo, el saber que una industria rimense fue pionera en la fabricación de autos a escala en esta parte del globo, es motivo de orgullo para los coleccionistas peruanos. La información recopilada en esta investigación, es apenas un primera aproximación a estas piezas todavía bastante desconocidas para el mundo del coleccionismo de autos a escala, que merecen un estudio mucho más profundo y cuidadoso que permita descubrir con mayor exactitud esta importante etapa de la historia del die-cast sudamericano.