El respeto empieza por casa

El actual desdén que muestra la gran mayoría de coleccionistas por las miniaturas de producción nacional, podría condenar a la desaparición o al olvido a muchas piezas interesantes y únicas en el mundo de los autos a escala 

Cisterna promocional de Shell, escala 1/50 aprox, Hude (Perú)

En la década de los sesenta, en Italia, aparecieron una serie de camiones-cisterna Fiat 690 T1, escala 1/50, de plástico, fabricados por Moplas (Milán); te los regalaban cada vez que ibas a una estación de servicio a llenar combustible, y había uno con la decoración de cada empresa importante presente en el territorio: Shell, Gulf, Esso, Esso Calor, Total, Aral, B.P, Amoco (Standart Oil) y Fina. Gran ausente, Agip, la empresa nacional italiana de energía e hidrocarburos, que debió aparecer con su marca estrella de combustible «Supercortemaggiore», pero la miniatura nunca llegó a producirse.

Algunas variantes de la cisterna Fiat de Moplas

Algunas variantes de la cisterna Fiat 690 T1 de Moplas (Italia)  Quellidellapolistil

Gran parte de estas miniaturas de plástico, baratas, simples, en inicio carentes de cualquier valor coleccionístico, fueron maltratadas y desechadas. Más de cuarenta años después de sus creación, volvieron a aparecer en las páginas de un importante catálogo de miniaturas italianas publicado por el famoso coleccionista (también italiano) Paolo Rampini.

Desde entonces, los precios se dispararon, y los pocos ejemplares hoy existentes, se cotizan, sin caja, por encima de los doscientos euros. Con caja, hablamos de cuatrocientos euros para arriba. La conservación de estas piezas está garantizada.

Cisterna Fiat 690 T1 «Amoco» (Standard Oil), escala 1/50, Moplas Quellidellapolistil

El caso de las cisternas Fiat de Moplas es similar al de muchas otras piezas europeas y estadounidenses, que gracias al interés y al esfuerzo de ciertos coleccionistas, que con verdadera pasión y cariño por la historia de las miniaturas de sus propios países, las investigaron y preservaron, logrando hacer que éstas fueran conocidas y apreciadas por el mundo, obteniendo para ellas, además, una gran revalorización.

Dos ejemplares del Auburn Speedster fabricados en los años 40 en Perú por SIAM Amgmodels

A nivel latinoamericano, la investigación de la industria del autito a escala es casi nula. Los únicos casos en que se ha logrado una reconstrucción relativamente seria de la historia de las miniaturas nacionales, se encuentran en Argentina y en México. En el primero, la investigación se ha dado gracias a la buena tradición coleccionística que existe en el país, y también gracias a la gran pasión automovilística, que se reflejó en una florida producción de miniaturas entre los años treinta y ochenta del novecientos (la más importante en Sudamérica). En el caso mexicano, las investigaciones se han dado de forma más reciente, gracias al creciente interés del mercado europeo y estadounidense por las miniaturas de ese país, donde se produjeron los McGregor (variantes de los Politoys italianos), y los Hotwheels de Aurimat y Cipsa.

Peeping Bomb, escala 1/64, Cipsa-Hotwheels (México) Patricktoys

Volvo PV544, escala 1/43, Metalurgica Quilpué (Chile) Hobbytalk

Sin embargo, son los únicos casos, a pesar de que también hubo una producción importante de miniaturas en otros países de la región:

  • Brazil: Estrela, Roly Toys, Resinta, Mirim, Brinquedos Rei (variantes de Schuco), Juê (Moldes Tekno), Kiko (variantes de Corgi), Brosol (variantes de Solido), Ibrima (variantes de Matchbox), etc.
  • Perú: Basa, Hude, Jet, Trioplast, Toledo, Siam (producidos a partir de moldes Tootsie Toys), etc.
  • Colombia: Juguetes Navidad, Promel Toys, Chico toys (producidos en parte con moldes Tekno), etc.
  • Chile: Dinky Toys y Solido (ensamblados en Arica ), Metalurgica Quilpué (producidos a partir de moldes Tekno), etc.
  • Venezuela: Rotoplast (variantes de Hotwheels), Lokytoys (Matchbox de la serie «Parásitos»), etc.

Una nutrida industria de miniaturas, que sin llegar a ser tan variada como la europea o estadounidense, ha logrado producir piezas de gran belleza, muchas veces variantes hermosas, además de piezas originales y únicas, y también de gran valor histórico, pues son testimonio de épocas, cambios importantes en la sociedad, industria y economía de cada país.

Cisterna Scania Vabis L111 «Petrobras», escala 1/50, Juê (Brazil) Brinquedosraros

Si las cisternas de Moplas que mencionábamos como ejemplo al inicio hubiesen seguido siendo desdeñadas por los italianos, sólo por haber sido juguetes baratos, jamás hubiésemos llegado a saber de ellas. Se habrían perdido para siempre, en ese limbo en que se pierden injustamente muchas cosas que tienen una preciosa carga de historia que contarnos. Es hora de que los coleccionistas de esta parte del globo comencemos a valorar, investigar y difundir, creando para la posteridad un registro de lo que nuestros países produjeron. Cada miniatura es un pedazo de historia, y está en nuestras manos valorarla y no dejar que se pierda para siempre.

EL CAEP: 15 años uniendo coleccionistas

Las hebras de la cada vez más extensa red de coleccionistas del Club de Autos a Escala del Perú comenzaron a unirse en el lugar menos sospechado: la tienda de saldos de una importadora de juguetes

Los chinos le llaman Tao; los griegos, Moira, y los romanos, Sino. Para los coleccionistas, se llama Die-cast. Cada quien por su lado al principio, pero esa fuerza, casi sobrenatural, termina empujándolos a la búsqueda de lo mismo. El encuentro era inevitable.

Era el año 2002, y así fueron llegando uno a uno al almacén y tienda de saldos de la avenida La Mar, en Miraflores, a recoger los metálicos vestigios de la entonces tienda Chiccos, ubicada en la avenida Larco.

En el caso de Jaime Grados, todo empezó con la idea de hacer una vitrina en la oficina que tiene en su departamento, con una selección de autos a escala. Inicialmente, ya había visto los modelos en el stand de un conocido centro comercial de Higuereta, pero cuando se decidió a comprarlos, dicho local ya había cerrado, por lo que tuvo que iniciar toda una investigación para obtener la información que lo llevaría al referido almacén.

«Toda la mercadería  estaba en remate, entonces había que aprovechar. Compré doce modelos, la mayoría réplicas de autos antiguos, y me regalaron un poster… y en caja la encargada me entregó una tarjeta, y me comentó ‘Por si a caso, vino un señor que desea realizar una reunión con los que vengan a comprar modelos de autos».

Por su lado, Juan González, también había llegado al almacén por pura casualidad, tras divisar el local mientras conducía su auto:

«Cuando vi esa tienda de inmediato di vuelta y bajé a ver que podría conseguir. La sorpresa fue muy buena. Cada pieza estaba a la mitad del precio del que se encontraba en las tiendas. No recuerdo los precios, pero ponte, si (un carro) estaba a cien soles, ellos lo vendían a cincuenta. Y si la caja estaba muy maltratada, te hacían un descuento adicional. Fui varias veces a comprar, y en una de esas veces, también me pasan la voz para esa reunión. En ese momento conocía muy pocas personas que compartieran el mismo hobby que yo, así que era una muy buena oportunidad para conocer otros coleccionistas».

La reunión se concretó y asistieron alrededor de seis coleccionistas. Fue la primera vez que Jaime y Juan pudieron estrechar manos. El ambiente fue tan grato, que el grupo acordó reunirse de manera periódica, cada uno o dos meses. Poco a poco, se irían agregando más integrantes y entre las reuniones nació la idea de un club de coleccionistas, que fue el germen de lo que hoy es el Club de Autos a Escala del Perú (CAEP).

Juan: El año 2004, fue un año muy importante para el CAEP; tuvimos nuestra primera entrevista formal como club, con la revista“Ruedas y Tuercas”. Se ponen en contacto con nosotros muchos coleccionistas. Ese año también empiezan nuestras exposiciones anuales. 

Diorama: ¿Y dónde hacían las primeras exposiciones públicas?

Jaime: Había una tienda que se llamaba Hobby Shop, que quedaba en la Av. Cavenecia, cerca del Óvalo Gutierrez, ellos ofrecían todo tipo de artículos de hobby así como autos a escala de muy buena calidad.. El dueño importaba a pedido generalmente, marcas de alto detalle que no encontrabas en otras tiendas; contaban con los últimos catálogos y muchos coleccionistas que acudían a la tienda para encargar la compra de sus pequeños bólidos. En idea conjunta con nuestro amigo Walter Zea, el último dueño de Hobby Shop, nació la idea de realizar las exhibiciones que incluían como atractivo al menos un auto clásico verdadero, el primero en acompañar al club fue un Morris Mini-Cooper del Dr. Luis Lamas Puccio.

Juan: Tuvimos una muy buena relación con Hobby Shop, hicimos nuestras primeras exposiciones anuales con ellos, y ese local fue punto de encuentro para nosotros en muchas oportunidades; lastimosamente, luego de unos años, la tienda se redujo de tamaño, y luego cerró.

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Auburn 851 Speedster 1935, ERTL, escala 1/18 #auburn #ertl #caep

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Detalle tablero Auburn 851 Speedster 1935, ERTL, escala 1/18

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La amistad de muchos de los miembros del CAEP se ha ido afianzando con el correr del tiempo. En el caso de Juan y Jaime, surgió la posibilidad de viajar a U.S.A. en setiembre del 2003,  cuando estaba por llevarse a cabo la edición del Grand Prix de Fórmula Uno Estados Unidos, en el autódromo de Indianápolis. Fue Juan, inicialmente el más entusiasta, quien impulsó la idea.

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Marmon Wasp 1911, Replicarz, escala 1/18 #formulaindy

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Jaime: Este señor (Juan) quería ir a ver la Fórmula Uno, que tenía una fecha en Indianápolis, y comenzó toda su labor de convencimiento para  ir a esa carrera… (risas) Yo tenía siete años que no había salido de vacaciones porque tenía un negocio muy complicado, con mucha responsabilidad, y veía muy difícil ir a ese viaje; felizmente en ese tiempo había quien me ayudara, y dije: Ya, vamos! Llegamos, y como los dos éramos aficionados a los autos, nos íbamos a las tiendas a comprar, y Juan barría con los 1/43 que veía a su paso…jajaja…menos mal que como mi escala es 1/18 el tamaño no permitía excederme mucho. Inicialmente estuvimos en Miami y luego viajamos a Indiana para las fechas de la carrera, la experiencia en el circuito fue sensacional, desde que llegamos a cuadras de distancia del circuito los rugidos de los autos eran espectaculares; dentro del circuito era imposible estar sin tapones para los oídos.

Juan: Al interior del circuito había tiendas oficiales que manejaban merchandising del circuito y de las carreras, y al frente se habían formado, no sé si con o sin permiso, un montón de stands tipo feria. Vendían de todo lo relacionado a los autos, modelos a escala, libros, posters, etc.; y podías incluso negociar los precios. 

Jaime: Al centro del circuito hay un museo,  el llamado «Hall de la Fama”, que tiene en muestra permanente la mayoría de autos que han corrido en el circuito, principalmente a los campeones de Indy, y también se pueden apreciar autos clásicos; una gran experiencia y verdaderamente un viaje para curar el estrés.

Algunos años más tarde, Juan se convertiría en orgulloso dueño de un auto clásico, un Triumph Spitfire; como consecuencia, se hizo miembro del Club Triumph Spitfire Perú, y un poco después, de Autos Clásicos Perú (ACP), terminando así de enlazar dos aficiones que se complementan a la perfección, e iniciando el acercamiento entre los clubes de los que era miembro.

Juan: Tuvimos nuestra primera participación como CAEP en conjunto con el Club Triumph en el 2008, para un evento de Autos Clásicos Sport; fue en un raid que organizaron en la Escuela de Aviación del Ejército, armamos una mesa de exhibición de autos a escala al lado del circuito… 

Jaime: Aunque se llenaron de polvo del circuito, fue una bonita experiencia que no se ha vuelto a repetir;  luego del evento tuvimos la misión de dejar impecables nuevamente nuestros modelos.

Juan: Historias más, historias menos, gracias al Spitfire desarrollé una amistad muy interesante con los integrantes de los clubes de autos, y ahora participan en conjunto en nuestras exhibiciones, muchos de ellos incluso exponen. ACP nos acompaña en las exposiciones anuales desde el 2010.

Diorama: Igualmente, varios de los coleccionistas de Autos Clásicos Perú Club y del Club Triumph Perú se han convertido en entusiastas coleccionistas de autos a escala gracias al vínculo con el CAEP.

Jaime: Autos Clásicos Perú y muchos de sus integrantes exponen con nosotros desde ya hace varios años, de igual manera los integrantes del Club Triumph; ese vínculo cada vez se sigue fortaleciendo. Incluso, también contamos la participación del Museo Nicolini.

Juan: Tenemos mucha amistad con ellos. En el 2012 viajamos junto a los amigos de ACP a Buenos Aires, para visitar una de las exposiciones más importantes de autos clásicos de Sud América: La Autoclásica, que se desarrolla en el Hipódromo de San Isidro. En aquella oportunidad yo no tenía pensado ir al viaje y fue Jaime quien esta vez me convenció. ¡Fue un viaje espectacular!

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BMW Isetta 250, Revell, escala 1/18 #bmw #isetta #classicars

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De la amistad a la formalidad

Desde hace cinco años el CAEP está registrado en INDECOPI. Crearon su propio estatuto, se inscribieron en Registros Públicos y eligieron un directorio, que actualmente se encuentra presidido por Jaime Grados, siempre flanqueado por Juan González, quien es el vicepresidente. También el logo de la asociación se encuentra protegido para evitar confusiones, pues es la credencial que los distingue en cada exposición, tanto a nivel nacional como internacional, ya que desde hace unos años hay miembros del club representando al Perú en muestras extranjeras, como el Encuentro de Coleccionistas de Autos a Escala y Modelistas (ECAEM), que se realiza en Argentina. Jaime fue el primero en participar representando al CAEP en una muestra fuera del país.

«El ECAEM es un evento nacional en Argentina que se realiza en privado y congrega a un gran número de coleccionistas y modelistas a escala de todo el país, con quienes hemos establecido grandes lazos de amistad. Otros miembros del CAEP como Rocío Bayona y Jorge ‘Coco’ Dongo, han participado también en sus exposiciones, recibiendo incluso premios en ellas. De igual manera, por el lado de ellos, también hemos recibido la grata participación de Jorge Tohme, quien exhibió autos fabricados en madera por él, algo excelente», cuenta Jaime, cuando hemos pasado largamente las dos horas de conversación.

Las anécdotas son muchas. Además de los viajes a la Argentina, la afición a los autos a escala ha servido para establecer vínculos de amistad con colegas de otros países, también por Colombia, donde Jaime se aventuró más de una hora caminando desde el aeropuerto de Cali para conocer el Museo del Transporte “FENIX”, que se encuentra ubicado en un antiguo hangar del aeropuerto. Es un lugar realmente impresionante que muestra una variedad tremenda de aviones, locomotoras, automóviles, camiones, dioramas y hasta un autogiro. Un espacio, en definitiva, único y espectacular.

Juan: Igualmente, a nivel nacional se han ido creando diferentes grupos de coleccionistas, como el  Club de Autos a Escala de Marcona (CAEM), el Club de Coleccionistas de Autos Escala Arequipa  (Club Escala AQP), el CAEI-Club de Autos a Escala Inka en Cuzco, entre otros, a quienes felicitamos por su iniciativa de desarrollar este singular hobby.

Jaime: Eso es bueno para todos, porque hace que siga creciendo el círculo de coleccionistas. En el CAEP podemos considerar que somos ya 35 entusiastas miembros del Club que participan en las diferentes actividades que realizamos durante el año, algunas en lugares públicos, como las presentaciones efectuadas en el Museo Nicolini, así como en el domicilio de algunos de nosotros. También hemos tenido presentaciones y muestras especiales, por ejemplo para la edición 200 de Automás, presentaciones temáticas como la que hicimos de Fiat y marcas italianas hace unos años, y Subaru a inicios de éste.

Juan: Tenemos en las exposiciones del CAEP la participación activa de varios clubes de coleccionistas: El Club de Autos a Escala de Marcona (CAEM) expone con nosotros desde hace ya varios años. Además, como sabes, también exponen con nosotros todos los amigos del club Matchbox Perú, con quienes también ha habido mucho acercamiento y amistad; de igual manera, el Batman Fan Perú Club, y este año los coleccionistas de vehículos de StarWars, quienes tuvieron muy buena acogida en la última exposición anual.

Jaime: Lo que podemos sacar, en conclusión, es que este hobby, aparte de ser una pasión que llevamos en la sangre quienes gustamos de él, nos brinda la oportunidad de conocer gente, integrarla al grupo y establecer una relación que en muchos casos hemos desarrollado una amistad franca y sincera. 

Juan: En la actualidad sabemos que existen muchos coleccionistas que cuentan con un gran número y calidad de modelos, pero se mantienen al margen de los grupos y/o clubes. También hay muchos que aún no han podido entrar en contacto con nosotros y en las exposiciones nos dicen su interés en pertenecer al club. Nuestra idea es recibir a todos los que deseen participar con nosotros, basta que tengan el interés y gusto por los autos a escala.

Jaime: Nosotros, inicialmente, creamos una página web, y ahora tenemos una fan-page en Facebook: “Club de Autos a Escala del Perú – CAEP”, en la cual colgamos fotos de modelos de autos a escala así como de nuestras reuniones y exhibiciones. Es un medio excelente para que los interesados puedan entrar en contacto con nosotros.

Juan: Todos los miembros del CAEP compartimos la pasión por coleccionar, y cada uno con su estilo: algunos gustan de contar las historias de sus modelos, otros de cómo los consiguieron, otros sólo gustan de exponerlos, otros más reservados. Hay quienes prefieren los más antiguos, otros modernos, de carrera, bomberos, de películas, en escalas grandes, o pequeñas, etc. En resumen, entre todos nos complementamos y hacemos que seamos lo que somos.

Estamos cerca ya de la media noche y Juan nos anuncia, con justa razón, que debe retirarse…. y es que nadie se da cuenta del tiempo cuando se conversa acerca del coleccionismo de autos a escala, porque como bien dice Jaime:

«Este es un mundo interminable». 

 

 

 

 

 

 

El Club de Autos a Escala del Perú celebra su XV Aniversario

La más antigüa asociación de coleccionistas y modelistas de autos a escala del país, eligió la sala Augusto B. Leguía del Parque de la Amistad para celebrar, justamente, la amistad que desde hace quince años los une en torno a una misma pasión 

Quince años han transcurrido desde que un grupo de amigos, apasionados de los autos a escala, se decidiera a dar un paso más allá de las simples reuniones privadas y formaran la primera asociación seria de coleccionistas y modelistas del Perú. La llamaron CAEP (Club de Autos a Escala del Perú), y entre una de las principales acciones que emprendió, estuvo la programación de exposiciones públicas que ayudaran a difundir el hobby.  Así nacieron las primeras muestras, doce hasta la fecha, donde cada año niños y adultos, que vienen desde todos los puntos de la ciudad, descubren con verdadera fascinación que, para divertirse con los carritos, simplemente no existe edad.

Las exposiciones se realizan una vez por año, y representan, con toda probabilidad, el evento público más importante en el Perú en cuanto a autos a escala se refiere. La variedad de piezas es impresionante,  y se pueden encontrar piezas de casi todas las escalas y épocas del die-cast.

Desde hace algunas ediciones existe también un pequeño espacio dedicado a la venta de miniaturas, que, sin embargo, no cuenta con gran variedad de piezas, dejando en claro que el evento es una muestra y no una bolsa de venta-intercambio, como las que existen en otras latitudes.

Una de las primeras piezas que llamó nuestra atención, fue un VolksWagen Beetle escala 1/45 de la colección de Miguel Montiel.

Se trata nada más y nada menos que de una pieza de la serie ‘Micro Racer’, fabricada por Schuco, cuando la firma alemana ya había sido comprada por su eterna rival, GAMA, en 1980.

Gama reeditó en esa época muchos de los moldes antigüos de Schuco, comercializándolos hasta bien entrados los ochenta en cajas que a veces no mostraban el nombre del fabricante. De este grupo de miniaturas, un gran lote fue despachado hacia los Estados Unidos, donde fueron comercializados por la Lilliput Motor Company, que los bautizó con en su honor.

Probablemente, la marca mejor representada en la exposición fue VolksWagen, pues además de contar con varías mesas dedicadas exclusivamente a los modelos de la casa teutona, no había colección que no contara con al menos una miniatura de la marca.

Sin embargo, de entre todas la réplicas de VW, destacaba un rarísimo y prominente 1600 fabricado en Colombia.

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Mercedes-Benz W196, CMC, 1/18

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En la muestra no podían faltar, por supuesto, algunas miniaturas de factura hi-end. Entre ellas destacamos dos clásicos de CMC en 1/18: Mercedes-Benz W196 y Maserati 250 F1.

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Maserati 250 F1, CMC, 1/18 #maserati #fangio #autosaescala

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También rondaban algunos modelos de Exoto, como esta linda reproducción del Lotus Type 49 en 1/18:

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Lotus Type 49, Exoto, 1/18

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O esta Ferrari 500 F2, acompañada por un tranquilo Ascari, también a escala:

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Ferrari 500 F2, Exoto, 1/18 #ferrari #ascari #exoto

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Para continuar en el ámbito competitivo, pero ya no en el hi-end, volteamos la mirada hacia un simpático set 1/87 fabricado por Schuco, que decidió reeditar algunos de sus clásicos modelos de la serie Piccolo.

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Ferrari 250 LM, Schuco, escala 1/87 #schuco #ferrari

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Ferrari 250 GTO, Schuco, escala 1/87 #Schuco #ferrari

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Pero como no todo en la vida es velocidad y deportivos de ensueño, junto a las aerodinámicas formas, estaban también las líneas cuadradas y sobrias, muy propias de los vehículos americanos y asiáticos desde fines de los 60, hasta bien entrados los 80. Como buen ejemplo, este Toyota Crown:

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/65

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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O esta pick up, Ford Kennel Club de Lesney, que inexplicablemente mantiene a sus cuatro cachorros Dóberman en excelente forma desde hace casi cuarenta años:

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Ford Pick Up 'Kennel Truck', Lesney 'Matchbox', escala 1/64 aprox

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Volviendo a Tomica, se presentó ante nuestro lente una pieza que, aunque no haya sido fabricada en Japón, realmente exuda niponidad por cada uno de sus lados:

Se trata del Mazda Cosmo 110 Sport, conducido por Misato Katsuragi, funcionaria de NERV, organización dependiente de la ONU, encargada nada más y nada menos que de salvar a la tierra del ataque los ángeles. Todo esto en el conocido ánime Neon Génesis Evangelion.

Entre las miniaturas recientes, llamó nuestra atención un SUV, de fabricante hasta ahora ignoto, promocional de la BX7 de Borgward, en escala 1/18, de bastante buena factura.

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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También algunos 1/43, como el Mitsubishi Lancer Evolution X piloteado por Nicolás Fuchs en el Rally de Cerdeña, y un simpático Citroën DS3.

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Citroën DS3, Norev, escala 1/43 #citroën #citroends3 #norev

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Y algunos vehículos invitados, bastante llamativos.

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Transporte Acorazado Todo Terreno (AT-AT), Bandai, escala 1/144

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Las miniaturas de factura antigua tuvieron cabida de manera algo dispersa. Aún así, logramos disfrutar de excelentes piezas, especialmente gracias a un nutrido grupo de Lesney y Corgi Toys.

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Colección Sergio Manzor, Exposición CAEP 2017, 15 aniversario

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Jaguar D Type, Lesney 'Matchbox Series', escala 1/75 aprox

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Antes de finalizar la exhibición, los miembros del club, en presencia de algunos familiares, rindieron homenaje a Manuel Núñez Melgar, histórico miembro del CAEP que hoy no se encuentra más en vida.

Como todos los años, la muestra se cerró en medio de una gran concurrencia, la integración de muchos nuevos apasionados de autos a escala, y la promesa de volver, cada año con la misión de ir consolidando la afición en el Perú.

!Felicidades, CAEP!

 

Reviews#3: Peugeot 203 1948 – Ixo Altaya 1/43

Gracias al creciente interés de la importadora Riguse, algunos coleccionistas peruanos hemos podido conseguir, sin necesidad de recurrir a Ebay o Mercado Libre, algunos modelos pertenecientes a la afortunada colección de Altaya Francia: «La Route Bleue» (2008). Pasado ya buen tiempo desde que la colección, que inicialmente contaba con 60 entregas, saliera al mercado, han llegado al Perú, como un mensaje en la botella, o como los restos de un naufragio, sólamente 10 piezas:

De las 10 miniaturas, una resalta por ser especialmente difícil de encontrar en versión civil, con un color realístico, un buen nivel de detalles y hecha por un fabricante que no sea costoso:

Peugeot 203 – Altaya, 1/43. «Route Bleue» #3
La historia del Peugeot 203 se remonta al 1941, cuando, en pleno segundo conflicto mundial, se comenzó a pensar en un sucesor para el bello Peugeot 202.
Siete años más tarde, en el Salón del automóvil de París, Peugeot presentó el 203. Mucho más discreto que el 202, con un diseño moderno y notoriamente influenciado por las tendencias estilísticas americanas, sin llegar a ser obsesivamente aerodinámico.
Fue pensado como un vehículo de traget medio-bajo, algo que ayudó de manera notable a su éxito en el mercado, pues en una época en que Europa comenzaba a sacudirse de las devastaciones causadas por la segunda guerra mundial, casi no existía competencia en el sector intermedio. El 203 sólo competía contra el Simca 8 y el Volkswagen Beetle; Renault y Citroën contaban sólamente con modelos de gama alta o baja.
Regresando a la minitura, podemos apreciar que la curvilinea carrocería ha sido capturada bastante fielmente. Las lineas tampografiadas, en cambio, aparecen muy gruesas, quitándole algo de realismo al conjunto.
El 203 es una pieza importante dentro de la historia de Peugeot, pues fue el primer auto en montar una estructura monocasco; osea, chasis y carrocería en una sola pieza.
En la parte frontal, las tomas de aire, a pesar de estar muy bien reproducidas en el molde, no se encuentran cromadas, haciendo prácticamente imperceptible el detalle. El logo Peugeot y la apenas insinuada cabeza de león en relieve son gratos detalles que Altaya nos regala dentro de lo posible para la escala y el contenido precio de la minitura.
Los faros en plástico amarillo son válidos pues se ajustan a los que usaron muchos de los vehículos reales en esa época. Los parabrisas cromados, aunque algo gruesos, están correctamente aplicados.
Un detalle que puede resultar curioso, molesto o genial, a según del carácter que tenga el coleccionista, es el pneumático posterior desinflado. Altaya, queriendo hacer lo más relísticamente  posible la escena representada en el diorama, en vez de modificar la superficie del diorama, modificó la miniatura colocándole un pneumático plástico con una parte plana.
La modificación cumple impecablemente con su cometido estético, pero resulta algo incomoda si uno desea hacer rodar la miniatura sobre el escritorio.
El interior de la miniatura ha sido inteligentemete aprovechado por Altaya, que ha sabido combinar los detalles justos en el tablero con un suave color crema para los asientos.
En la parte posterior notamos un suficientemente definido logo de Peugeot tampografeado, la manija del maletero y una placa que respeta el aspecto de las que circulaban en francia allá por los años 40.
El chasis es bastante genérico, pero presenta, además de los odiados tornillos a triángulo, relieves con algunos de los detalles más sobresalientes del primer monocasco de la histórica casa francesa.
En conclusión, el Peugot 203 de Ixo – Altaya es como una montaña rusa con más puntas altas que bajas. El modelo colma estéticamente la vista con muchos puntos sobresalientes y detalles inesperados, pero deja en el olvido un detalle tan elemental como el cromado de las tomas de aire frontales.
En la categoría de modelos de kiosco, le ponemos un puntaje de 8 sobre 10.
Diorama.
Esta review fue publicada originalmente el 02 de marzo del 2012 en la antigua versión de Diorama

El compromiso con las miniaturas.

Subirse al mundo de las réplicas a escala es iniciar un viaje que lleva más allá de lo que podría sospecharse…

Una vez iniciada la marcha, por el camino encontramos que estas miniaturas son cápsulas cargadas de historia. Así, de pronto, un autito se convierte en la excusa para contar la vida de un coleccionista, para analizar cómo cambiaron los gustos y costumbres de nuestra sociedad, o para constatar cómo ha evolucionado la ciencia, la técnica, la tecnología o la economía.

Pocos lo dirían, pero una miniatura de los años cuarenta puede sumergirnos, si seguimos el rastro de sus inocentes neumáticos, al drama de la explotación cauchera de la selva sudamericana; de igual manera, una extraña decoración, el uso de colores fuertes o un cambio mínimo en el diseño de un carrito, puede revelarnos los aprietos económicos en que se encuentra una gigantesca industria multinacional.

Serán pequeñas, pero las miniaturas son mucho más que un juego de niños. Y nuestro compromiso es demostrarlo.

 

José Luis Ramos

Fundador de Diorama