El crudo y los carritos

El oro negro, piedra angular de la automoción, ha estimulado la fantasía de las casas jugueteras desde épocas muy tempranas, dejándonos verdaderas joyas a escala de los vehículos dedicados al transporte y a la promoción de todo tipo de carburantes

Autobianchi Primula «Ricerche Petrolifere ELAF», Mebetoys (Italia), 1/43

Hasta hace pocas semanas, el precio del petróleo se desplomaba a niveles nunca antes registrados en su historia: cero (0) dólares (o menos) el barril. ¿Hecho coyuntural o verdadera señal de su impostergable decadencia? Hoy se habla de la necesidad de un transporte con cero emisiones y movilidad eco-sostenible; es nuestra deuda con el planeta. Sin embargo, el crudo sigue dando pelea por mantener vivo su longevo reinado, que ha visto sus épocas de esplendor durante todo el siglo XX, entronado por la creciente demanda de la industria automotriz y controvertidas transnacionales que amasaron gigantescas fortunas en base de su explotación y venta.

Cisterna «Shell», Schuco «Varianto», 1/40 aprox

Pontiac Chieftain «GULF», Brooklin Models, 1/43 (Colección Gonzalo Bozzo)

Casi todos los medios de automoción importantes siguen circulando gracias al petróleo y sus derivados, y así ha sido desde fines del siglo XIX. El mundo del automovilismo ha impulsado el consumo del petróleo, y el petróleo ha impulsado el consumo de automóviles, en una constante sinergia, ante la cual, el mundo de los autos a escala no ha podido quedarse indiferente, reproduciendo en sus miniaturas el encanto de la variopinta flota de vehículos que se diseñaron para transportar esa preciada brea que ha sido capaz de hacer la fortuna y desgracia de tantos pueblos y gobernantes.

Cisterna Panhard «ESSO», Dinky Toys France, 1/64 aprox

Cadillac 1906, promocional de Shell Italia (años 50), 1/43 (aprox)

Enrico Mattei, célebre industrial petrolero estatal italiano – fallecido en un incidente sobre el cual hay un mar de especulaciones -, acuñó, en los años 60, el sobrenombre de «las Siete Hermanas de la industria petrolera» para referirse a las entonces todopoderosas Standard Oil of New Jersey (ESSO),  Royal Dutch Shell, British Petrolium (BP), Standard Oil of New York (Mobil), Standard Oil of California (Chevron), Gulf Oil Corporation y TEXACO, a quienes acusaba de haber formado una especie de cártel petrolero dedicado a concertar precios altísimos para beneficio propio. El caso es que las Siete Hermanas, conscientes de la importancia de mantener una buena reputación ante el público, no escatimaron recursos en publicidad, llegando a interesarse en el mundo de los autos a escala, en los cuales vieron, al igual que muchas otras empresas, un inmejorable aliado para posicionar su marca en la mente de los niños, sus futuros clientes.

Cisterna «Petrol Tank Wagon» N°25d con logo genérico «Petrol», Dinky Toys, 1/50 aprox (talkmodeltoys.com)

Cisterna Studebaker trancisional «Petrol» (N° 30p) y «Mobilgas» (N°440), Dinky Toys, 1/50 aprox (talkmodeltoys.com)

Cisterna Ford C-6 «Texaco», TootsieToys, 1/40 aprox

Cisterna A.E.C. Mercury «Shell», Dinky Toys Dublo, 1/80 aprox

Cisterna Thornycroft, Lesney, 1/80 aprox

Aunque las miniaturas promocionales de compañías petroleras existieron desde la primera mitad de siglo XX, fue durante las décadas de los 50 y 60, con el perfeccionamiento de las técnicas de die-cast alcanzado por fabricantes como Meccano (Dinky Toys), Mettoy (Corgi Toys) y Lesney (Matchbox), que estas miniaturas comenzaron a vivir un verdadero verdadero auge, inundando el mercado de los autos de juguete con hermosas reproducciones a escala grande, como es el caso de la línea «Super Toys» de Dinky y «Major» de Corgi, así como algunos «Major Packs» de Lesney, además de una serie de complementos y accesorios como bombas gasolineras y estaciones de servicio.

Cisterna Bedford «MobilGas», Corgi «Major Toys», 1/43

Cisterna A.E.C. «Shell Chemicals», Dinky «Super Toys», 1/43 aprox

Cisterna Foden «REGENT», Dinky «Super Toys», 1/43 aprox

Bombas de gas «ESSO», Lesney «Accesory Pack» (N°1), 1/64 aprox (Colección Gonzalo Bozzo)

«Matchbox Garage» con algunos «grey wheels», Lesney (Colección Gonzalo Bozzo)

Rara cisterna Bedford promocional de Shell Alemania, Corgi Toys, 1/43

Aunque los grandes fabricantes ingleses de autos a escala como Dinky, Corgi y Lesney fueron predilectos por las petroleras importantes para promocionarse debido a la amplia distribución de sus miniaturas por todo el mundo, también los fabricantes más pequeños pudieron lucir los logos de las grandes petroleras en sus miniaturas, dejando espacio, en algunos casos, para las empresas nacionales.

Catálogo Mercury (Italia) promocionando las cisternas Viberti con distintos logos de petroleras (Gamas43.com)

Cisterna Fiat 682 «Supercortemaggiore», Politoys «Plast», 1/43 (carmodel.com)

Cisterna Saviem «British Petrolium», CIJ, 1/43

Un simpático grupo de cisternas Mercedes, Schuco «Piccolo», 1/87 aprox

Cisterna Pegaso «CAMPSA», Anguplas (España), 1/80 aprox

Cisterna Mercedes Benz «Shell», LEGO (Dinamarca), 1/80 aprox

MACK B61 «HESS», HESS Toys, 1/43 aprox (Colección Gonzalo Bozzo)

Cisternas Fiat 690 «Shell», «Total»y «GULF», que se regalaban en estaciones de servicio (amgmodels.com)

Tal llegó a ser el éxito de las miniaturas petroleras, que prontamente las empresas dejaron de pagar para colocar sus marcas en las miniaturas, y, en cambio, comenzaron a cobrar regalías para autorizar el uso de sus logos y nombres.

Entrados en la década de los 70, durante la primera crisis mundial del petróleo, y habiendo ya sucumbido todos los fabricantes de miniaturas ante las ruedas plásticas impuestas por Hot Wheels, los diseños cambiaron, la escala predominante se volvió la 1/64, y se dejó de pensar en mantener la fidelidad de los autos a escala respecto a los vehículos reales, para privilegiar la economía en su costo de producción.

Grúa Dodge «BP», Matchbox «Superfast», 1/64 aprox

Un simpático grupo de cisternas Matchbox «Superfast»

Cisterna MACK «ESSO», Corgi Juniors, escala 1/64

Cisterna Saviem «Aral», Majorette (francia), 1/70 aprox

Cisterna genérica, Playart (Hong Kong), 1/72 aprox

Cisterna «Shell», Hot Wheels, 1/64

Cisterna «Shell», Hude (Perú), escala 1/64 aprox

Cisterna Scania L111 «Agip», Galgo (Argentina), 1/87 aprox (87thscale.info)

Sin embargo, pese a la simplificación que sufrieron las miniaturas, los camiones y cisternas no perdieron su atractivo para los niños, por cuanto siguieron saliendo al mercado una vasta gama de vehículos pesados de juguete, con logos y colores oficiales de las petroleras, al menos hasta la segunda mitad de los años 80, época en que la industria de los autos de juguete decayó fuertemente.

En la actualidad, la producción de esta temática de miniaturas se encuentra ligada más al ámbito del coleccionismo que al de los juguetes, siendo la casi totalidad de ejemplares de origen Chino o asiático, como el resto de artículos que inundan las tiendas y también nuestras casas.

Citroën 2Cv «Esso Extra», IXO, 1/43

Je suis enchante’

Si hubo algo que la Segunda Guerra Mundial no logró devastar en Europa, fue la pasión de los franceses por las curvas armoniosas y las sinuosidades aerodinámicas, que plasmaron en sus vehículos y miniaturas, de inconfundibles neumáticos blancos

Todas las variantes de color del Renault 4CV de C.I.J.  Auto Jaune Blog

Escribir sobre la historia de las miniaturas francesas, es adentrarse en la historia de las empresas que marcaron época en la industria juguetera mundial.

Sin duda, una de las industrias más importantes del país galo, fue la Compagnie Industrielle du Jouet – más conocida como C.I.J. -, fundada por Ferdinand Migault en la parisina calle de La Roquette, allá por 1878, tomando oficialmente el nombre antes mencionado, recién al séptimo año de la segunda década del agitado siglo XX.

La empresa fue responsable de la producción de algunas de las más exquisitas piezas de hojalata litografiada y hierro que se hayan fabricado jamás. De sus talleres salieron, por ejemplo, la famosa y cotizada Alfa Romeo P2 (1925), y varios de los autos de juguete André Citroën, que se comercializaban, durante los años veinte y treinta, como réplicas exactas y oficiales de la marca automotriz.

Alfa Romeo P2, 1/20 aprox, CIJ  Liveauctioners

La producción de miniaturas se paralizó de forma abrupta al llegar el drama de la guerra, pues el rubro de la empresa cambió a la fabricación de máscaras de gas.

Terminada la paréntesis de horror, en 1945, CIJ vuelve a la vida en su faceta juguetera, tomando la decisión de cambiar sus materiales tradicionales: hojalata, hierro, plomo y celuloide, por el zamak. La empresa cambió también su escala principal – similar a la 1/20 -, adoptando la 1/43 – introducida al mundo en los años veinte por Charles Rossignol, otro notable juguetero francés – para poder competir con Dinky Toys, Solido, JRD, Quiralu y Norev (aunque ésta última fabricaba entonces sus miniaturas usando bakelita).

Una rarísima Renault 4CV «Cinzano» , 1/43, CIJ, distribuida como regalo durante la edición de 1949 del Tour de France. Auto Jaune Blog

Para 1935, Jean Rabier y Donnot, quien había sido empleado en la fábrica de CIJ, decidió crear su propia empresa, también de miniaturas, bautizándola con sus iniciales: J.R.D. En 1937, la nueva administración de Citroën – que tras la crisis del 29 había sido asumida por los hermanos Michelin -, decidió que sus juguetes oficiales serían producidos por esta marca.

Algunas variantes del Citroën DS 19, 1/43, fabricadas por JRD (años 60) Club Citroën France

Dinky Toys France, fundada también en los años treinta del siglo XX, casi al mismo tiempo que la línea de miniaturas inglesas de su casa matriz, Meccano (Liverpool), pasó por vicisitudes similares a las de CIJ, pero marcaron tendencia al ser la primera empresa francesa en adoptar y universalizar la escala 1/43 para toda su producción de miniaturas en zamak.

Las primeras piezas de la marca se produjeron en 1934, y fueron esencialmente roadsters, coupés deportivos y berlinas, inglesas y americanas, fabricadas con moldes provenientes del Reino Unido. Recién en 1939, aparecen los primeros modelos de miniaturas completamente francesas, como el Peugeot 402 y el Simca 5.

Peugeot 402, 1/43, Dinky France Scoop

Tras la guerra, Dinky France retoma la producción de los mismos modelos que había producido antes del conflicto; sin embargo, ante la escasez del caucho, decide fabricar las ruedas en zamak hasta 1948 aproximadamente.

Para 1951, la fábrica traslada todas sus operaciones al histórico establecimiento de la ciudad de Bobigny, llegando a producir más de siete millones de miniaturas al año con una planilla de 800 empleados.

Renault Floride, 1/43, Dinky France Toymart

En la misma etapa que J.R.D. y Dinky France, nació Quiralu (1932), empresa inicialmente dedicada a la fabricación de figuras de plomo y autitos de alumino. En efecto, el nombre no era más que la unión del apellido del fundador, Émile Quirin, y una abreviación del material que usaban principalmente en sus inicios, el aluminio, formando así Quir-alu.

Un poco más tarde que sus competidoras, en 1955, la empresa lanza su primera y breve horneada de miniaturas en zamak, en la escala que tanto CIJ como Dinky France ya habían posicionado como la principal: la 1/43

Renault «Etoile Filante», 1/43, Quiralu Toymart

Durante la década de los sesenta, gran parte de los fabricantes franceses que usaban zamak – a excepción de Dinky France – intentaron incursionar nuevamente en otras escalas y probar nuevos materiales, como el plástico, para aumentar su rentabilidad e intentar sobrevivir a la competencia despiadada de Corgi Toys, Solido, Norev y otras marcas que comenzaron a fabricar modelos con mecanismos eléctricos.

CIJ lanzó al mercado, como parte de su nueva serie Europarc, un Renault Estafette con luces intermitentes y sirena, que se alimentaban gracias a una batería instalada en el chasis de la miniatura; fabricaron también un Renault 1000 kg. militar, con un reflector alimentado a pilas.

Renault Estafette, 1/43, serie Europarc, Quiralu Catawiki

En 1963, JRD fue comprada por CIJ, que ya para entonces se encontraba en problemas económicos. A pesar de éste último esfuerzo, la producción cesó completamente en 1964 y la empresa fue completamente liquidada en 1965. Muchos años después, ya entrados en el siglo XXI, Norev compraría los derechos y fabricaría algunas reediciones de los modelos más célebres.

Quiralu dejaría de producir miniaturas primero, apenas entrados en 1960. Hubieron dos intentos de aprovechar la marca tras su defunción: el primero, en 1980, cuando Ludex adquiere algunos de los moldes que habían sobrevivido y lanza una pequeña colección de edición limitada. El segundo, en 1990, cuando la marca es comprada por Eligor, que crea muchas variantes de color sobre los modelos Quiralu. Éstas reediciones se produjeron hasta 1996.

Renault 16TX, 1/43, Dinky Toys – Pilen  Vectis

Dinky France, por su parte, duró un poco más. La planta de Bobigny siguió activa aún cuando la casa matriz había sido adquirida en Inglaterra por Triang, que cedió la porción francesa a Airfix en 1971. Sin embargo, en 1972, el establecimiento cerró definitivamente, y los moldes fueron enviados a España, para ser manejados por Pilen.

Solido y Norev, marcas importantísimas en la historia de las miniaturas francesas, y que fueron las que mejor trascendieron las fronteras, aportando innovaciones y llegando a competir en el mercado internacional con las más grandes potencias del modelismo de esas épocas, tienen, cada una, una historia demasiado rica como para resumirla en esta pequeña reseña de fabricantes franceses. Será mejor dedicarles un reportaje especial.

Citroën Traction Avant 15-SIX, 1/43, Norev  Carmodel

 

EL CAEP: 15 años uniendo coleccionistas

Las hebras de la cada vez más extensa red de coleccionistas del Club de Autos a Escala del Perú comenzaron a unirse en el lugar menos sospechado: la tienda de saldos de una importadora de juguetes

Los chinos le llaman Tao; los griegos, Moira, y los romanos, Sino. Para los coleccionistas, se llama Die-cast. Cada quien por su lado al principio, pero esa fuerza, casi sobrenatural, termina empujándolos a la búsqueda de lo mismo. El encuentro era inevitable.

Era el año 2002, y así fueron llegando uno a uno al almacén y tienda de saldos de la avenida La Mar, en Miraflores, a recoger los metálicos vestigios de la entonces tienda Chiccos, ubicada en la avenida Larco.

En el caso de Jaime Grados, todo empezó con la idea de hacer una vitrina en la oficina que tiene en su departamento, con una selección de autos a escala. Inicialmente, ya había visto los modelos en el stand de un conocido centro comercial de Higuereta, pero cuando se decidió a comprarlos, dicho local ya había cerrado, por lo que tuvo que iniciar toda una investigación para obtener la información que lo llevaría al referido almacén.

«Toda la mercadería  estaba en remate, entonces había que aprovechar. Compré doce modelos, la mayoría réplicas de autos antiguos, y me regalaron un poster… y en caja la encargada me entregó una tarjeta, y me comentó ‘Por si a caso, vino un señor que desea realizar una reunión con los que vengan a comprar modelos de autos».

Por su lado, Juan González, también había llegado al almacén por pura casualidad, tras divisar el local mientras conducía su auto:

«Cuando vi esa tienda de inmediato di vuelta y bajé a ver que podría conseguir. La sorpresa fue muy buena. Cada pieza estaba a la mitad del precio del que se encontraba en las tiendas. No recuerdo los precios, pero ponte, si (un carro) estaba a cien soles, ellos lo vendían a cincuenta. Y si la caja estaba muy maltratada, te hacían un descuento adicional. Fui varias veces a comprar, y en una de esas veces, también me pasan la voz para esa reunión. En ese momento conocía muy pocas personas que compartieran el mismo hobby que yo, así que era una muy buena oportunidad para conocer otros coleccionistas».

La reunión se concretó y asistieron alrededor de seis coleccionistas. Fue la primera vez que Jaime y Juan pudieron estrechar manos. El ambiente fue tan grato, que el grupo acordó reunirse de manera periódica, cada uno o dos meses. Poco a poco, se irían agregando más integrantes y entre las reuniones nació la idea de un club de coleccionistas, que fue el germen de lo que hoy es el Club de Autos a Escala del Perú (CAEP).

Juan: El año 2004, fue un año muy importante para el CAEP; tuvimos nuestra primera entrevista formal como club, con la revista“Ruedas y Tuercas”. Se ponen en contacto con nosotros muchos coleccionistas. Ese año también empiezan nuestras exposiciones anuales. 

Diorama: ¿Y dónde hacían las primeras exposiciones públicas?

Jaime: Había una tienda que se llamaba Hobby Shop, que quedaba en la Av. Cavenecia, cerca del Óvalo Gutierrez, ellos ofrecían todo tipo de artículos de hobby así como autos a escala de muy buena calidad.. El dueño importaba a pedido generalmente, marcas de alto detalle que no encontrabas en otras tiendas; contaban con los últimos catálogos y muchos coleccionistas que acudían a la tienda para encargar la compra de sus pequeños bólidos. En idea conjunta con nuestro amigo Walter Zea, el último dueño de Hobby Shop, nació la idea de realizar las exhibiciones que incluían como atractivo al menos un auto clásico verdadero, el primero en acompañar al club fue un Morris Mini-Cooper del Dr. Luis Lamas Puccio.

Juan: Tuvimos una muy buena relación con Hobby Shop, hicimos nuestras primeras exposiciones anuales con ellos, y ese local fue punto de encuentro para nosotros en muchas oportunidades; lastimosamente, luego de unos años, la tienda se redujo de tamaño, y luego cerró.

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Auburn 851 Speedster 1935, ERTL, escala 1/18 #auburn #ertl #caep

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Detalle tablero Auburn 851 Speedster 1935, ERTL, escala 1/18

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La amistad de muchos de los miembros del CAEP se ha ido afianzando con el correr del tiempo. En el caso de Juan y Jaime, surgió la posibilidad de viajar a U.S.A. en setiembre del 2003,  cuando estaba por llevarse a cabo la edición del Grand Prix de Fórmula Uno Estados Unidos, en el autódromo de Indianápolis. Fue Juan, inicialmente el más entusiasta, quien impulsó la idea.

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Marmon Wasp 1911, Replicarz, escala 1/18 #formulaindy

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Jaime: Este señor (Juan) quería ir a ver la Fórmula Uno, que tenía una fecha en Indianápolis, y comenzó toda su labor de convencimiento para  ir a esa carrera… (risas) Yo tenía siete años que no había salido de vacaciones porque tenía un negocio muy complicado, con mucha responsabilidad, y veía muy difícil ir a ese viaje; felizmente en ese tiempo había quien me ayudara, y dije: Ya, vamos! Llegamos, y como los dos éramos aficionados a los autos, nos íbamos a las tiendas a comprar, y Juan barría con los 1/43 que veía a su paso…jajaja…menos mal que como mi escala es 1/18 el tamaño no permitía excederme mucho. Inicialmente estuvimos en Miami y luego viajamos a Indiana para las fechas de la carrera, la experiencia en el circuito fue sensacional, desde que llegamos a cuadras de distancia del circuito los rugidos de los autos eran espectaculares; dentro del circuito era imposible estar sin tapones para los oídos.

Juan: Al interior del circuito había tiendas oficiales que manejaban merchandising del circuito y de las carreras, y al frente se habían formado, no sé si con o sin permiso, un montón de stands tipo feria. Vendían de todo lo relacionado a los autos, modelos a escala, libros, posters, etc.; y podías incluso negociar los precios. 

Jaime: Al centro del circuito hay un museo,  el llamado «Hall de la Fama”, que tiene en muestra permanente la mayoría de autos que han corrido en el circuito, principalmente a los campeones de Indy, y también se pueden apreciar autos clásicos; una gran experiencia y verdaderamente un viaje para curar el estrés.

Algunos años más tarde, Juan se convertiría en orgulloso dueño de un auto clásico, un Triumph Spitfire; como consecuencia, se hizo miembro del Club Triumph Spitfire Perú, y un poco después, de Autos Clásicos Perú (ACP), terminando así de enlazar dos aficiones que se complementan a la perfección, e iniciando el acercamiento entre los clubes de los que era miembro.

Juan: Tuvimos nuestra primera participación como CAEP en conjunto con el Club Triumph en el 2008, para un evento de Autos Clásicos Sport; fue en un raid que organizaron en la Escuela de Aviación del Ejército, armamos una mesa de exhibición de autos a escala al lado del circuito… 

Jaime: Aunque se llenaron de polvo del circuito, fue una bonita experiencia que no se ha vuelto a repetir;  luego del evento tuvimos la misión de dejar impecables nuevamente nuestros modelos.

Juan: Historias más, historias menos, gracias al Spitfire desarrollé una amistad muy interesante con los integrantes de los clubes de autos, y ahora participan en conjunto en nuestras exhibiciones, muchos de ellos incluso exponen. ACP nos acompaña en las exposiciones anuales desde el 2010.

Diorama: Igualmente, varios de los coleccionistas de Autos Clásicos Perú Club y del Club Triumph Perú se han convertido en entusiastas coleccionistas de autos a escala gracias al vínculo con el CAEP.

Jaime: Autos Clásicos Perú y muchos de sus integrantes exponen con nosotros desde ya hace varios años, de igual manera los integrantes del Club Triumph; ese vínculo cada vez se sigue fortaleciendo. Incluso, también contamos la participación del Museo Nicolini.

Juan: Tenemos mucha amistad con ellos. En el 2012 viajamos junto a los amigos de ACP a Buenos Aires, para visitar una de las exposiciones más importantes de autos clásicos de Sud América: La Autoclásica, que se desarrolla en el Hipódromo de San Isidro. En aquella oportunidad yo no tenía pensado ir al viaje y fue Jaime quien esta vez me convenció. ¡Fue un viaje espectacular!

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BMW Isetta 250, Revell, escala 1/18 #bmw #isetta #classicars

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De la amistad a la formalidad

Desde hace cinco años el CAEP está registrado en INDECOPI. Crearon su propio estatuto, se inscribieron en Registros Públicos y eligieron un directorio, que actualmente se encuentra presidido por Jaime Grados, siempre flanqueado por Juan González, quien es el vicepresidente. También el logo de la asociación se encuentra protegido para evitar confusiones, pues es la credencial que los distingue en cada exposición, tanto a nivel nacional como internacional, ya que desde hace unos años hay miembros del club representando al Perú en muestras extranjeras, como el Encuentro de Coleccionistas de Autos a Escala y Modelistas (ECAEM), que se realiza en Argentina. Jaime fue el primero en participar representando al CAEP en una muestra fuera del país.

«El ECAEM es un evento nacional en Argentina que se realiza en privado y congrega a un gran número de coleccionistas y modelistas a escala de todo el país, con quienes hemos establecido grandes lazos de amistad. Otros miembros del CAEP como Rocío Bayona y Jorge ‘Coco’ Dongo, han participado también en sus exposiciones, recibiendo incluso premios en ellas. De igual manera, por el lado de ellos, también hemos recibido la grata participación de Jorge Tohme, quien exhibió autos fabricados en madera por él, algo excelente», cuenta Jaime, cuando hemos pasado largamente las dos horas de conversación.

Las anécdotas son muchas. Además de los viajes a la Argentina, la afición a los autos a escala ha servido para establecer vínculos de amistad con colegas de otros países, también por Colombia, donde Jaime se aventuró más de una hora caminando desde el aeropuerto de Cali para conocer el Museo del Transporte “FENIX”, que se encuentra ubicado en un antiguo hangar del aeropuerto. Es un lugar realmente impresionante que muestra una variedad tremenda de aviones, locomotoras, automóviles, camiones, dioramas y hasta un autogiro. Un espacio, en definitiva, único y espectacular.

Juan: Igualmente, a nivel nacional se han ido creando diferentes grupos de coleccionistas, como el  Club de Autos a Escala de Marcona (CAEM), el Club de Coleccionistas de Autos Escala Arequipa  (Club Escala AQP), el CAEI-Club de Autos a Escala Inka en Cuzco, entre otros, a quienes felicitamos por su iniciativa de desarrollar este singular hobby.

Jaime: Eso es bueno para todos, porque hace que siga creciendo el círculo de coleccionistas. En el CAEP podemos considerar que somos ya 35 entusiastas miembros del Club que participan en las diferentes actividades que realizamos durante el año, algunas en lugares públicos, como las presentaciones efectuadas en el Museo Nicolini, así como en el domicilio de algunos de nosotros. También hemos tenido presentaciones y muestras especiales, por ejemplo para la edición 200 de Automás, presentaciones temáticas como la que hicimos de Fiat y marcas italianas hace unos años, y Subaru a inicios de éste.

Juan: Tenemos en las exposiciones del CAEP la participación activa de varios clubes de coleccionistas: El Club de Autos a Escala de Marcona (CAEM) expone con nosotros desde hace ya varios años. Además, como sabes, también exponen con nosotros todos los amigos del club Matchbox Perú, con quienes también ha habido mucho acercamiento y amistad; de igual manera, el Batman Fan Perú Club, y este año los coleccionistas de vehículos de StarWars, quienes tuvieron muy buena acogida en la última exposición anual.

Jaime: Lo que podemos sacar, en conclusión, es que este hobby, aparte de ser una pasión que llevamos en la sangre quienes gustamos de él, nos brinda la oportunidad de conocer gente, integrarla al grupo y establecer una relación que en muchos casos hemos desarrollado una amistad franca y sincera. 

Juan: En la actualidad sabemos que existen muchos coleccionistas que cuentan con un gran número y calidad de modelos, pero se mantienen al margen de los grupos y/o clubes. También hay muchos que aún no han podido entrar en contacto con nosotros y en las exposiciones nos dicen su interés en pertenecer al club. Nuestra idea es recibir a todos los que deseen participar con nosotros, basta que tengan el interés y gusto por los autos a escala.

Jaime: Nosotros, inicialmente, creamos una página web, y ahora tenemos una fan-page en Facebook: “Club de Autos a Escala del Perú – CAEP”, en la cual colgamos fotos de modelos de autos a escala así como de nuestras reuniones y exhibiciones. Es un medio excelente para que los interesados puedan entrar en contacto con nosotros.

Juan: Todos los miembros del CAEP compartimos la pasión por coleccionar, y cada uno con su estilo: algunos gustan de contar las historias de sus modelos, otros de cómo los consiguieron, otros sólo gustan de exponerlos, otros más reservados. Hay quienes prefieren los más antiguos, otros modernos, de carrera, bomberos, de películas, en escalas grandes, o pequeñas, etc. En resumen, entre todos nos complementamos y hacemos que seamos lo que somos.

Estamos cerca ya de la media noche y Juan nos anuncia, con justa razón, que debe retirarse…. y es que nadie se da cuenta del tiempo cuando se conversa acerca del coleccionismo de autos a escala, porque como bien dice Jaime:

«Este es un mundo interminable». 

 

 

 

 

 

 

El Club de Autos a Escala del Perú celebra su XV Aniversario

La más antigüa asociación de coleccionistas y modelistas de autos a escala del país, eligió la sala Augusto B. Leguía del Parque de la Amistad para celebrar, justamente, la amistad que desde hace quince años los une en torno a una misma pasión 

Quince años han transcurrido desde que un grupo de amigos, apasionados de los autos a escala, se decidiera a dar un paso más allá de las simples reuniones privadas y formaran la primera asociación seria de coleccionistas y modelistas del Perú. La llamaron CAEP (Club de Autos a Escala del Perú), y entre una de las principales acciones que emprendió, estuvo la programación de exposiciones públicas que ayudaran a difundir el hobby.  Así nacieron las primeras muestras, doce hasta la fecha, donde cada año niños y adultos, que vienen desde todos los puntos de la ciudad, descubren con verdadera fascinación que, para divertirse con los carritos, simplemente no existe edad.

Las exposiciones se realizan una vez por año, y representan, con toda probabilidad, el evento público más importante en el Perú en cuanto a autos a escala se refiere. La variedad de piezas es impresionante,  y se pueden encontrar piezas de casi todas las escalas y épocas del die-cast.

Desde hace algunas ediciones existe también un pequeño espacio dedicado a la venta de miniaturas, que, sin embargo, no cuenta con gran variedad de piezas, dejando en claro que el evento es una muestra y no una bolsa de venta-intercambio, como las que existen en otras latitudes.

Una de las primeras piezas que llamó nuestra atención, fue un VolksWagen Beetle escala 1/45 de la colección de Miguel Montiel.

Se trata nada más y nada menos que de una pieza de la serie ‘Micro Racer’, fabricada por Schuco, cuando la firma alemana ya había sido comprada por su eterna rival, GAMA, en 1980.

Gama reeditó en esa época muchos de los moldes antigüos de Schuco, comercializándolos hasta bien entrados los ochenta en cajas que a veces no mostraban el nombre del fabricante. De este grupo de miniaturas, un gran lote fue despachado hacia los Estados Unidos, donde fueron comercializados por la Lilliput Motor Company, que los bautizó con en su honor.

Probablemente, la marca mejor representada en la exposición fue VolksWagen, pues además de contar con varías mesas dedicadas exclusivamente a los modelos de la casa teutona, no había colección que no contara con al menos una miniatura de la marca.

Sin embargo, de entre todas la réplicas de VW, destacaba un rarísimo y prominente 1600 fabricado en Colombia.

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Mercedes-Benz W196, CMC, 1/18

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En la muestra no podían faltar, por supuesto, algunas miniaturas de factura hi-end. Entre ellas destacamos dos clásicos de CMC en 1/18: Mercedes-Benz W196 y Maserati 250 F1.

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Maserati 250 F1, CMC, 1/18 #maserati #fangio #autosaescala

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También rondaban algunos modelos de Exoto, como esta linda reproducción del Lotus Type 49 en 1/18:

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Lotus Type 49, Exoto, 1/18

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O esta Ferrari 500 F2, acompañada por un tranquilo Ascari, también a escala:

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Ferrari 500 F2, Exoto, 1/18 #ferrari #ascari #exoto

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Para continuar en el ámbito competitivo, pero ya no en el hi-end, volteamos la mirada hacia un simpático set 1/87 fabricado por Schuco, que decidió reeditar algunos de sus clásicos modelos de la serie Piccolo.

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Ferrari 250 LM, Schuco, escala 1/87 #schuco #ferrari

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Ferrari 250 GTO, Schuco, escala 1/87 #Schuco #ferrari

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Pero como no todo en la vida es velocidad y deportivos de ensueño, junto a las aerodinámicas formas, estaban también las líneas cuadradas y sobrias, muy propias de los vehículos americanos y asiáticos desde fines de los 60, hasta bien entrados los 80. Como buen ejemplo, este Toyota Crown:

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/65

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Toyota Crown, Tomica, escala 1/64

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O esta pick up, Ford Kennel Club de Lesney, que inexplicablemente mantiene a sus cuatro cachorros Dóberman en excelente forma desde hace casi cuarenta años:

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Ford Pick Up 'Kennel Truck', Lesney 'Matchbox', escala 1/64 aprox

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Volviendo a Tomica, se presentó ante nuestro lente una pieza que, aunque no haya sido fabricada en Japón, realmente exuda niponidad por cada uno de sus lados:

Se trata del Mazda Cosmo 110 Sport, conducido por Misato Katsuragi, funcionaria de NERV, organización dependiente de la ONU, encargada nada más y nada menos que de salvar a la tierra del ataque los ángeles. Todo esto en el conocido ánime Neon Génesis Evangelion.

Entre las miniaturas recientes, llamó nuestra atención un SUV, de fabricante hasta ahora ignoto, promocional de la BX7 de Borgward, en escala 1/18, de bastante buena factura.

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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Miniatura promocional del SUV BX7 Borgward, escala 1/18

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También algunos 1/43, como el Mitsubishi Lancer Evolution X piloteado por Nicolás Fuchs en el Rally de Cerdeña, y un simpático Citroën DS3.

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Citroën DS3, Norev, escala 1/43 #citroën #citroends3 #norev

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Y algunos vehículos invitados, bastante llamativos.

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Transporte Acorazado Todo Terreno (AT-AT), Bandai, escala 1/144

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Las miniaturas de factura antigua tuvieron cabida de manera algo dispersa. Aún así, logramos disfrutar de excelentes piezas, especialmente gracias a un nutrido grupo de Lesney y Corgi Toys.

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Colección Sergio Manzor, Exposición CAEP 2017, 15 aniversario

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Jaguar D Type, Lesney 'Matchbox Series', escala 1/75 aprox

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Antes de finalizar la exhibición, los miembros del club, en presencia de algunos familiares, rindieron homenaje a Manuel Núñez Melgar, histórico miembro del CAEP que hoy no se encuentra más en vida.

Como todos los años, la muestra se cerró en medio de una gran concurrencia, la integración de muchos nuevos apasionados de autos a escala, y la promesa de volver, cada año con la misión de ir consolidando la afición en el Perú.

!Felicidades, CAEP!

 

Cuando las miniaturas de Citroën, las hacía Citroën

André Citroën, el magnate innovador de la industria automotriz francesa, fabricó dos tipos de vehículos: los que usaban combustible y los que se movían gracias a las ganas de jugar

Citroën Torpedo B2 10 HP, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen: jouetsdupasse.net

Entrar a un concesionario Citroën, en cualquier parte del mundo, es encontrarse también con las versiones a escala de los vehículos reales. Desde hace varios años, las réplicas en miniatura, las oficiales, son fabricadas por NOREV, la marca fundada en 1945 por Joseph Veron.

Citroën C4 Picasso, Norev, escala 1/43

Sin embargo, no siempre fue así. En los años veinte del homónimo siglo, los modelos a escala que se exhibían en los concesionarios, podría decirse que eran productos de la casa. André Citroën, hombre de espíritu innovador y con gran olfato para el marketing, vio en las réplicas en miniatura la oportunidad perfecta para ir creando algunos potenciales clientes en la siguiente generación.

Image du Blog jouetsdupasse.centerblog.net

Citroën Grand Coupé B14, Jouets André Citroën, escala 1/10 imagen: jouetsdupasse.net

 

Citroën C6, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen; Midi Libre

Y para asegurarse de que tuvieran en el efecto deseado, decidió fabricarlas él mismo. Creó la división juguetera de la empresa y la bautizó con su propio nombre: Jouets (juguetes) André Citroën. Así, cuando alguien adquiría un automóvil Citroën, podía llevarse dos. Uno para toda la familia, y otro exclusivamente para los pequeños de la casa. Ambos genuinos, fabricados por la misma empresa, con la misma calidad, sin intermediarios.

Camioneta Citroën B2 ‘Service de Livraison’, Jouets André Citroën, escala 1/10 Imagen: blog des jouets Citroën

Las réplicas eran de muy buena facrura y tuvieron mucho éxito; tanto, que a los pocos años, a pedido del público y de los comerciantes mismos, los juguetes de André Citroën dejaron de ser artículos exclusivos de los concesionarios, y pasaron a ofrecerse también en las jugueterías.

Largada de ‘Citronetas’ André Citroën.  Imagen: Club Citroën France

Para 1929, llegó a todos los concesionarios Citroën una circular bastante peculiar. Se informaba al personal sobre el próximo arribo de un nuevo modelo, un revolucionario auto eléctrico, monoplaza y deportivo.

¿Nombre del vehículo?

C4 Citroënnette.

¿Velocidad?

10kmph.

¿Público objetivo?

Los niños.

Una Citroneta C4 expuesta en el Conservatorio Citroën (Francia)

La ‘pequeña’ Citroënette C4, cuidada hasta en los más mínimos detalles, fue todo un hito en la historia de las miniaturas francesas, y, de hecho, desde el momento de su aparición, se convirtió en el sueño de muchos niños. Por aquellos años, se organizaron con ellas todo tipo de competencias, oficiales y extraoficiales, y el ganador indiscutible de todas fue siempre André Citroën, que gracias a estos ingeniosos productos, había logrado posicionarse como ningún otro empresario hasta entonces en el imaginario de los franceses. Grandes y chicos.

Citroënette HP5 a pedales, producida en 1925 por el artesano Paulin Ratier para André Citroën. Imagen: Club Citroën France

Un deportivo de lujo hecho en el Rímac, la primera pista del die-cast en Sudamérica

En medio de las tribulaciones politico-económicas de los años treinta, una industria peruana se convertiría en pionera del modelismo a escala a nivel latinoamericano

A la izquierda, cruzando el viejo puente de piedra, el distrito de El Rímac, antiguo polo industrial de la capital peruana.

Un, dos, tres; un, dos, tres; un, dos, tres… giraban y reían las parejas al compás de las guitarras, cajones, castañuelas y bandoneones; giraban y reían, parejas de obreros y obreras, de bohemios y cortesanas, giraban como los engranajes de las gigantescas máquinas que operaban durante el día en las fábricas de ese antiguo barrio de Lima, el barrio de abajo del puente; del viejo puente, del río y la alameda, como lo inmortalizaría Chabuca Granda en su composición más célebre.

Un «Sports Tourer» fabricado por Meccano (Inglaterra) entre 1934 y 1941. Escala 1/43 aprox.

En la década de los treinta el Perú atravesaba una de sus épocas más delicadas: la Gran Depresión estadounidense del 29, que puso de rodillas al mundo, dejó moribunda la economía nacional. Como consecuencia, el país vivió una de sus crisis políticas más violentas, que culminó con el asesinato del presidente Sánchez Cerro en el 33.

La depresión ocasionó que el país, cuya principal actividad desde la época virreinal era la exportación de materias primas, no tuviese a quién venderle, pues sus clientes quedaron tan o más pobres que él. Tampoco había de dónde importar,  ya que las entonces potencias, golpeadas por la crisis, habían reducido su capacidad productiva. La situación, dramática en todos los frentes, obligó al Estado a impulsar una maniobra hasta entonces inédita para autofinanciar su recuperación: producir en el país aquellos bienes de consumo que hasta entonces se importaban.

En pocas palabras, apostar por la industrialización del país.

Auburn Speedster de Tootsie Toys (U.S.A.), serie ‘Jumbo’, producido desde 1936.  Escala 1/43 aprox.

Entre los miles de bienes que el país importaba, estaban, por supuesto, los juguetes, y dentro de esa categoría, nuestros inocentes autitos, que en aquella época venían principalmente desde Estados Unidos, Europa y Asia. Llegaban en barco hasta el Callao para distribuirse especialmente en Lima, a través de los grandes almacenes como la famosa Casa Oechsle, que llegó a tener la juguetería más importante de la capital, con un local exclusivo ubicado en el Jirón Carabaya.

En cuanto a fabricantes, se posaron sobre los anaqueles peruanos marcas como Tootsie Toys, Meccano, Märklin y Schuco (hasta que la Segunda Guerra Mundial interrumpió su producción); también, en menor medida, algunos GAMA, Payá y varios penny-toys japoneses e ingleses, de acabados bastante rudimentarios, que eran vendidos en bazares y pequeños negocios.

Miniatura japonesa de los años 30, fabricante desconocido, escala 1/45 aprox

Mario Cánepa & Cía.

Entre las miniaturas que mejor aceptación tuvieron por parte del consumidor peruano durante la primera mitad del siglo XX, estuvieron los Toosie Toys. Por ello, no es casualidad que fuera un Auburn Speedster de Tootsie el escogido por los dirigentes de la entonces joven Sociedad Industrial de Artículos de Metal (S.I.A.M.) – empresa rimense fundada en 1928 con el nombre de Mario Cánepa & Cía. – como modelo para incursionar en el mundo de los autitos de juguete, en medio de la aventura de diversificación industrial.

Auburn Speedster fabricado por S.I.A.M. entre las décadas de los 30 y 40, 1/43 aprox.

El Speedster, específicamente de la serie ‘Jumbo’ de Tootsie Toys, sirvió como matriz para que la casa rimense elaborara un molde al que luego aplicó algunas modificaciones, como el limado de los faros traseros.

La miniatura peruana mide 15 centímetros, y está hecha completamente de fierro fundido. Presenta además aros de plástico, neumáticos de caucho, muy gruesos, y en el chasis, hueco, el logo y nombre del fabricante, acompañado de la especificación: Industria Peruana.

Hasta el día de hoy sólo se conoce la existencia de 2 piezas, ambas en colecciones peruanas, de las cuales la fotografiada es la mejor conservada y lleva además el color que identifica al equipo de fútbol del Rímac.

¿Qué éxito tuvieron en el mercado estas miniaturas? ¿Se produjeron más modelos además del Auburn?

Lamentablemente esas son preguntas que no podemos resolver con exactitud, ya que, pasados casi 80 años desde esta simpática aventura industrial, con tantos cambios de gestión en la empresa, con la lamentable pérdida de documentación y el actual desinterés de la marca por investigar este pedacito de su historia, la tarea se antoja bastante complicada.

Nos queda imaginar que estas piezas pueden deber su origen a dos motivos: un intento de la empresa por diversificarse entrando al mercado de los juguetes, proponiendo miniaturas básicamente de la misma calidad que las importadas por un menor precio, o que nacieron como regalos promocionales de la empresa para sus clientes. Si la primera hipótesis es correcta, parece que el mercado no les favoreció, ya que la producción fue bastante limitada y por ello sólo fabricaron el Auburn.

De cualquier modo, el saber que una industria rimense fue pionera en la fabricación de autos a escala en esta parte del globo, es motivo de orgullo para los coleccionistas peruanos. La información recopilada en esta investigación, es apenas un primera aproximación a estas piezas todavía bastante desconocidas para el mundo del coleccionismo de autos a escala, que merecen un estudio mucho más profundo y cuidadoso que permita descubrir con mayor exactitud esta importante etapa de la historia del die-cast sudamericano.